“Pantera Negra” ofrece una excelente variación en la
serie de películas de Marvel que la hace destacarse sobre la mayoría de las
películas de la franquicia. El país ficticio de Wakanda en el que está
ambientada la película es un país africano que nunca fue colonizado por los
imperios europeos, y gracias a los ricos depósitos de vibranio que cayeron,
literalmente, del cielo, los wakandianos desarrollaron una sociedad científica
con tecnología avanzada. Su monarca y protector usa el traje de la pantera
negra para luchar y proteger al pueblo wakandiano. El mundo desconoce que
Wakanda no es un montañoso país tercermundista, sino el país más desarrollado
del mundo. Manteniendo sus creencias y costumbres ancestrales, la película
refleja una sociedad que si bien es utópica, representa los anhelos de las
comunidades negras del mundo: autonomía, independencia y la preservación de una
comunidad e identidad propias.
No es coincidencia que esta película no tenga cameos
o apariciones de los superhéroes ya establecidos del universo Marvel. El rey T’Challa, su familia y sus vasallos se valen por si mismos, y los conflictos internos y
externos a los que se enfrentan son conflictos que ellos mismos deben conciliar
y solucionar. Hay detalles del género de espionaje que le dan una textura de
intriga internacional y detalles de ciencia ficción que son maravillosos en el
sentido estricto de palabra, pues representan un mundo futurista que causa
asombro en el espectador. Pero el corazón de la película, y el factor que le da
una profundidad a la cinta, es su calidad de tragedia shakesperiana. Los
secretos e intrigas de la corte que se desarrollan en la película son propios
de una tragedia clásica, y aunque el humor no falta, esta es la película más
dramática y sombría que ha hecho Marvel y no hay momentos que desentonen.
Mencionar quienes son los antagonistas de la película sería un spoiler; esta
cinta es de esas que, entre menos sepas, mejor se disfruta, pues cada capa que
se revela tiene su impacto.
El rico reparto pan-africano/internacional encabezado por Chadwick Boseman y Lupita Nyong'o representa los excelentes ideales de
justicia, honor y ética que el género representa, y visto al través de los
diferentes lentes de las posturas ideológicas emitidas por los personajes ayuda
a crear una de las películas de superhéroes más filosóficas fuera de las cintas
de Nolan, “Watchmen” y la trilogía del Capitán América. Los combates físicos que
presenciamos tinen su buena dosis de adrenalina, pero las luchas internas que
los llevan a actuar son aún más emocionantes.