El último capítulo de una de las aventuras narrativas
más ambiciosas de la historia después de veintidós películas en once años, Avengers: Endgame es una montaña rusa de
emociones y un logro impresionante, que ata los cabos de diferentes películas
para un resultado satisfactorio en todos los aspectos. En cierta medida, es
hasta curioso que demos por sentado la existencia del Universo Cinematográfico
Marvel, tomando en cuenta la increíble empresa que resultó y, más importante,
la increíble calidad de la obra en su totalidad al contar una historia
serializada con personajes que se desarrollan de manera orgánica y profunda a
lo largo de diversas películas a pesar de las diferencias en cuanto a
libretistas y directores, sin mencionar que, a pesar de la idea falsa de la
supuesta similitud de la mayoría de las cintas, diferentes tonos y matices.
Avengers:
Endgame cuenta el fin de una era tras un cataclismo apocalíptico.
La mitad del universo ha sido evaporado por el Titan Loco, Thanos, tras
chasquear sus dedos con la ayuda de las Gemas del Infinito. Su intención de
restaurar un balance en el universo para que pueda prosperar con este
exterminio universal no ha sido exitosa. Mientras él vive sus días retirado en
una granja, planetas como la Tierra se encuentran en un estado de
descomposición y trauma social. Después de una increíble secuencia que cierra
una parte de la historia, saltamos cinco años en el futuro y vemos como las
personas luchan para salir adelante. El capitán Steve Rogers lleva a cabo
sesiones grupales para sobrellevar el duelo y salir adelante; Natasha Romanoff
coordina a los Vengadores sobrevivientes (incluyendo a Carol Danvers y Rocket
Raccoon) para pacificar el universo; Tony Stark se ha retirado y asumido una
vida familiar. Algunos viven vidas más oscuras, como Clint Barton, que ahora se
ha vuelto un brutal justiciero que asesina a criminales para crear su propio
balance, pues estos hombres viven y su familia no.
Es en este mundo nuevo, desolado y caótico, en donde
una pequeña esperanza surge, gracias a una fatalidad cósmica (vislumbrada por
el Dr. Strange en uno de sus 14 millones de escenarios) por parte de Scott Lang
y sus experiencias en el reino cuántico. Es a través de una aparentemente
descabellada idea a través de la que los Vengadores restantes (incluyendo
también a Nebula, War Machine, Bruce Banner y un Thor destrozado por la culpa y
el fracaso) buscaran arreglar lo que no pudieron salvar en su momento. Pero
pagarán un precio temible, repleto de sacrificios y momentos que terminarán por
definir el auténtico valor de sus personas.
Un final perfecto para la saga, Avengers: Endgame utiliza su propia historia como escenario final.
En cierta medida, esta película es la que mas se siente como ver un comic en
vivo, tanto por el concepto de su trama como por su desarrollo como por ciertos
elementos visuales que le resultaran familiares a todos aquellos que crecimos
durante los 80’s y 90’s con sus sagas épicas y grandes desenlaces. Pero, aunque
el espectáculo es impresionante, Avengers:
Endgame triunfa en sus momentos íntimos (que superan en cantidades a los de
acción), momentos en los que vemos a personajes a los que queremos, estimamos o
empatizamos enfrentarse a tremendas encrucijadas. El final del trayecto de los
personajes, héroes y villanos, es conmovedor de diferentes maneras. Los hermanos Russo siempre fueron, a mi parecer, los mejores directores y narradores para la saga de Marvel, los que mejor comprendieron a sus personajes y que pudieron desarrollar una auténtica dimensión humana dentro de esta combinación de cine de acción con opera espacial y thriller político.
Puedo decir verdaderamente que es su totalidad es
una obra bien lograda, y supera los logros de otras sagas cinematográficas de
muchas entregas, incluyendo Star Wars.
No puedo decir mayor cumplido que ese.
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