lunes, 5 de junio de 2017

ESTRENO: La Mujer Maravilla (Wonder Woman, Patty Jenkins, 2017)








Se necesitaba que una super-heroína salvara al día. Después de tres películas que, para decirlo de una manera diplomática, resultaron controvertidas respecto a su calidad, La Mujer Maravilla (dir. Patty Jenkins) llega a galope tendido y demuestra exitosamente como se hace una película de superhéroes. Contada de manera coherente, con temas claramente fijados y expuestos y apoyado por un libreto que balancea con bienvenida ecuanimidad lo ligero con lo serio, La Mujer Maravilla se siente como una bocanada de aire fresco en estos tiempos. ¡Qué maravilla ver una película de súper héroes donde la protagonista sea una persona que sabe en qué consiste la auténtica heroicidad, y no carga con sus deberes como si se tratase de una roca gigante que obligatoriamente debe de sostener!

Creada por el siquiatra William Marston en 1942, influenciado por su interés en el feminismo y su relación poli-amorosa con dos mujeres fascinantes, la Mujer Maravilla se volvió la super heroína más reconocida de todos los tiempos. Fuera de la animación y de la iconica serie televisiva de los 70’s estelarizada por Lynda Carter, la Mujer Maravilla brilló por su ausencia, con solo intentos fallidos en su historial fílmico. Afortunadamente, esta primera adaptación logra una síntesis efectiva de todos los elementos de los pasados 70 años de historia al tiempo que abre nuevas pautas hacia el futuro. 

La princesa Diana ha vivido por miles de años en Temiscira, cuidada por su madre, la Reina Hipólita (Connie Nielsen), su tía, la generala Antíope (Robin Wright) y la población entera de las amazonas. Creadas por Zeus para servir como puente de harmonía entre los hombres y los dioses del Olimpo, una brutal rebelión efectuada por Ares, el dios de la guerra, ha separado a la humanidad de las amazonas. Esperando el momento en que Ares surja de nuevo, Diana entrena hasta volverse la más poderosa de las amazonas. Cuando el piloto estadounidense Steve Trevor (Chris Pine) es derribado en la playa de Temiscira, Diana descubre que Ares tiene el mundo bajo su control (la percepción de Diana de que los dioses manipulan a los humanos y que estos tienen poco libre albedrío está marcada en la línea clásica, interesantemente), pues el planeta se encuentra en medio de la llamada “Guerra para terminar todas las guerras”. Diana viaja a Inglaterra con Trevor, donde de manera levemente jocosa se tropieza con las convenciones del mundo occidental de los 1910 (genial la escena donde debe conseguir ropa para pasar desapercibida). En Londres, Diana y Trevor son apoyados por un equipo compuesto por la efervescente secretaria Etta Candy (Lucy Davis), el contrabandista nativo-americano conocido como “Jefe” (Eugene Brave Rock), el francotirador escoces Charlie (Ewen Bremner) y el simpático actor-espía políglota Sameer (Saïd Taghmaoui), y parten hacía el grueso de la guerra de trincheras en el frente belga.

La elección de situar esta historia en la Primera Guerra Mundial en vez de la Segunda es brillante. Una de las guerras más confusas en todos los aspectos, fue el inicio de la guerra mecanizada y despersonalizada, una hecatombe en donde se ingeniaron más grandes y letales formas de asesinar al prójimo, y sin archi-villanos tan obvios como en la Segunda. Aunque los villanos físicos en la película son el General Erich Ludendorff (Danny Huston) y la siniestra Dra. Veneno (Elena Anaya), el verdadero enemigo de la Mujer Maravilla es la Guerra misma, y sus encuentros con la guerra la llevan a descubrir que la humanidad es muy compleja...capaz de atrocidades, pero también de bondad y generosidad. Este elemento esencial sirve como motivo para que Diana emprenda su aventura fuera de la isla, pero también nos demuestra la clase de persona que ella es. Cuando pelea, lo hace de manera efectiva y poderosa, motivada por el peligro en que se encuentran las personas inocentes y las personas que ella ama. Sabemos que ella estará fuera de peligro, pero no podemos decir lo mismo sobre esos civiles y los demás personajes. La emoción y la pasión que Diana siente en estos momentos son emitidas de manera efectiva por Gal Gadot, que imprime carisma, bondad, empatía, inteligencia y astucia en todo momento. Para que una película sea exitosa, uno de los requerimientos principales es que el tono de la película esté sincronizado con el tema y con el personaje central. Y este es uno de los éxitos principales de La Mujer Maravilla. Es una cinta donde rige la esperanza, pero no como eslogan vacío, sino como resultado de acciones proactivas en la búsqueda por la paz, sea a través de la defensa en tiempos de guerra o a través del entendimiento con los otros. Cuando vemos a Diana en acción, también los personajes la observan con los mismos ojos que nosotros lo hacemos: ojos de admiración, sorpresa y, claro, maravilla. La primer escena en donde aparece Diana con su armadura y combate a los soldados alemanes en la “Tierra de Nadie” (“No Man’s Land”) es un momento que, además de emocionante, resultado sumamente conmovedor. Genuinamente se siente como si uno viera a una semi-diosa en acción.

Como toda buena película, esta tiene varias escenas que se quedan con uno después de terminada la película. Las escenas de combate son limpiamente filmadas y editadas (en particular, me agrado una pelea de callejón que es claro homenaje a la película de Superman con Christopher Reeve), pero las escenas que más recuerdo son las escenas del toque humano: las conversaciones entre Diana y su madre; la plática nocturna entre Diana y el “Jefe”, quien no toma partido en la Guerra porque su pueblo ya ha sido despojado de todo lo que tenía; la reacción de niña de Diana frente a un cono de nieve y a la mera presencia de un bebé (no hay bebés en Temiscira, y es el primero que ve en persona); el carácter muy humano de Trevor, quien demuestra tener miedo un par de veces, pero aun así cumple con sus misiones de manera intachable (Pine, por cierto, es excelente...hace lo que sabe hacer bien y además funge en ocasiones como el "caballero en peligro", algo bastante divertido); la villanía desbordada de Ludendroff y Veneno en una escena donde masacran a un cuarto entero, evocadora de previas películas que no se tomaban tan en serio; un poético y romántico baile en medio de una villa devastada en donde todavía existe la posibilidad de la supervivencia; una revelación final sobre un personaje que dejo atónito y felizmente desconcertado (disfruto el no percatarme de cosas antes de tiempo).

Vi está película en una sala de cine donde había varias niñas. Frente a nosotros, tres niñas veían la película con mirada fija. No pude observar sus rostros, pero era claro que estaban sintiendo lo mismo que yo y muchos niños hemos sentido por décadas: emoción pura, de esa que te paraliza al sentir ese roce con una figura mítica que hace todo lo que tu quisieras hacer, solo que ahora con la figura de una mujer. Espero que esta sea la primera muchas experiencias similares. En estos tiempos en los que las instituciones en todo el mundo se encuentran en tela de juicio y pareciera que la ficción solo parece enfocarse en héroes moralmente ambiguos, una nueva esperanza se cierna sobre el horizonte de nuestra cultura colectiva. Y se trata de una súper mujer (10/10).

No hay comentarios: