Con tan solo seis largometrajes, Edgar Wright ya se
ha hecho de una reputación bien merecida como un hábil libretista y un experto
en el lenguaje cinematográfico. El cineasta inglés originario de Dorset se
abrió paso en colaboración con sus amigos Simon Pegg y Nick Frost gracias a su
programa de culto “Spaced”, a la que le siguió la celebrada Trilogía Cornetto iniciada
con Shaun of the Dead. Su primer intento hollywoodense fue “Scott Pilgrim Vs.
The World”, que si bien demostró su habilidad visual difícil de replicar, no
logró la esperada trascendencia económica. Después de una aparatosa relación
con Marvel Studios que terminó con su despido de la filmación de “Ant Man”,
Wright decidió llevar a cabo un proyecto que había concebido por vez primera en
1994. Con ansias de filmar una película de crimen e inspirada por la obra debut
(y quizás maestra) de Walter Hill, “The Driver”, Wright escribió la película “Baby
Driver”, subtitulada en México como “El aprendiz del crimen”.
“Baby” es el sobrenombre de un joven (Ansel Elgort) que
se dedica a manejar los autos de bandas de asaltantes en la ciudad de Atlanta.
Estos atracos son organizados, planeados y coordinados por Doc (Kevin Spacey),
un jefe gansteril de carácter pragmático. Baby está endeudado con Doc debido a
un incidente previo, y sus casi sobrenaturales habilidades para manejar son su
manera de saldar la deuda. Baby es huérfano desde pequeño, y sufre de tinnitus (un
malestar auditivo donde se escucha un sonido chillante sin razón alguna) debido
a un accidente de la infancia. Para remediar esto, pasa la mayor parte de su
tiempo escuchando música a través de una variedad de iPods. Su vida personal es
una extensión de este malestar. Vive con su padre adoptivo, Joseph (CJ Jones),
un anciano afroamericano que es minusválido y sordomudo. Por razones como está,
Baby habla poco y cuando lo hace sus palabras son entrecortadas o murmuradas.
Esto cambia levemente cuando conoce a la bella mesera Deborah (Lily James),
cuya simpatía y amistad provocan un cambio en la vida de Baby. Aunque su trato
con Doc tiene un punto límite, el gánster convence a Baby para que trabaje con él
en un nuevo atraco, en donde también participaran el amistoso y gallardo Buddy
(Jon Hamm), la bella y peligrosa Darling (Eiza González) y el psicópata inestable
Bats (Jamie Foxx).
Los que están familiarizados con las películas de
Wright esperan con gran anticipación sus películas debido a su estilo dinámico
e imaginativo. Para aquellos que son neófitos, les espera un banquete de lujo.
Sin importar la escena, Wright usa su cámara de manera segura y con un
dinamismo clásico. En la película ocurren tres atracos, y cada uno es un
despliegue de tensión, acción y catarsis. Para aquellos que (como yo) tienden a
aburrirse con las persecuciones de automóviles quedarán satisfechos con estas
escenas, no solo por la acción sino porque cada una es como una historia en sí
misma, con una trama, conflicto y resolución, lo cual es exactamente como debe
de suceder en una buena película de acción. Y si bien “Baby Driver” es la primera
película de Wright que no es primordialmente una comedia—el bajo mundo criminal
y sus ciudadanos son amorales, crueles y con sus propios códigos—tiene algunas
escenas cómicas que causan risa genuina. Como dos ejemplos: Doc discute con
Bats de manera apasionada mientras dibuja en un pizarrón un mapa detallado con
todo y anotaciones sin perder el ritmo y en uno de los atracos un asaltante
bastante torpe confunde la orden de conseguir mascaras del asesino Michael
Myers con máscaras del actor Mike Myers caracterizado como Austin Powers. Más
ejemplos abundan, y aunque la película no está tan cargada de referencias a
otras películas y series como las otras obras de Wright, hay algunas alusiones
importantes, y una en especial sobre “Monsters Inc.” que termina siendo el
chiste más largo de la película. Pero aún más que la comedia y las emociones, “Baby
Driver” es una historia sobre un joven que busca una vida mejor y que siente un
gran amor y responsabilidad tanto por su padre adoptivo como por Debora. Su
noble corazón se contrasta con el mundo donde navega y la música que escucha
constantemente es como un monologo constante consigo mismo y con nosotros. La
gran mayoría de las escenas de “Baby Driver” tienen canciones de fondo de una
amplia variedad de años y géneros, y prácticamente hace que la película sea un musical.
Tan cuidada es la relación entre imagen, libreto y música que muchas de los
momentos de la película están al compás de los instrumentos y vocales de cada
canción. Baby planifica los atracos alrededor de una lista de reproducción que
marca el ritmo de su trabajo, lo cual nos otorga una experiencia que nos
sumerge en su mundo y perspectiva.
Las actuaciones son uniformemente buenas. Aunque
Elgort tiene un rostro al que le falta “carácter”, esto resulta bien para su
personaje, tal como resultó bien para el también seco Ryan O’Neal en “The
Driver”; Lily James es un cumulo angelical de luz en este mundo oscuro; Doc es un personaje con muchas capas y que
dice algunos de los mejores chistes de la película; Bats es uno de los
personajes más odiosos que he visto en mucho tiempo; Darling tiene carisma y
una ferocidad silenciosa que sale a relucir de manera inesperada y Buddy es un
personaje complejo, cordial en casi todo momento pero capaz de violencia
tremenda y gran resistencia; y CJ Jones como Joseph es una revelación
conmovedora, y un caso en que un personaje discapacitado es interpretado por un
actor que comparte su condición. Jon Bernthal y Flea, el bajista de los Red Hot
Chilli Peppers, también aparecen como maleantes.
“Baby Driver” es una película que avanza hacia
arriba y que contiene una serie de giros y momentos emocionales efectivos. Un
clímax cargadísimo de acción y un final que resulta un poco más largo de lo que
debe cierran muy bien la película, pero como todo conductor o pasajero sabe la
mayor parte del tiempo es el tramo lo que termina siendo aún mejor que el
destino. Este trayecto particular es uno iluminado con colores vibrantes,
música de lujo y parajes que les robaran el aliento. Corran o consigan raite a
la función más cercana. 9.5/10.
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