jueves, 20 de diciembre de 2018

Creed II ("Creed II: Defendiendo el legado." Dir. Steven Caple Jr., 2018)





NOTA: Tuve el gusto de ver «Creed 2» en Torrance, algo genial por dos razones: 1) La película se estrena en México hasta enero 2) Quería disfrutar el entusiasmo de los espectadores afroamericanos y no me decepcionaron. Hubo murmullos, exclamaciones de sorpresa, gente que esquivaba golpes o los lanzaba y aplausos. Les comparto mi reseña a continuación. La volveré a compartir cuando sea el estreno mexicano.
El exitoso spin-off de la saga de Rocky, Creed (Ryan Coogler, 2015), demostró que existe un público leal, sediento de ver películas sobre el “semental italiano” y buenas historias de boxeadores que surgen desde abajo para alcanzar el triunfo, sino también un público nuevo que ansía ver los triunfos, pruebas y vicisitudes de un personaje afroamericano tridimensional cuya lucha por salir adelante en el mundo del boxeo es paralela a la búsqueda de si mismo. Adonis Johnson, hijo ilegítimo del campeón de peso pesado Apollo Creed (Carl Weathers) muerto en el ring por el brutal púgil soviético Ivan Drago (Dolph Lundgren), es adoptado por la viuda de su padre, Mary-Ann (Phyllicia Rashad), entrenado por el ex rival y amigo de su padre, Rocky Balboa (Sylvester Stallone) y encuentra el amor con la bella cantante y compositora Bianca (Tessa Thompson). Su temperamento fuerte, propenso a dispararse al instante, y su nula relación con su padre muerte causaron trastabilles en su escala hacia la cima. Pero su “corazón” y la disciplina lograda lo convirtieron en uno de los grandes contendientes en el mundo del boxeo.
Ahora en Creed II (Steven Caple Jr., 2018), la suerte de Adonis se ha acrecentado. Comprometido con Bianca y dejando Filadelfia para mudarse a un lujoso apartamento en Los Ángeles (tanto para apoyar la carrera de Bianca como para estar cerca de su madre adoptiva), sus combates adicionales lo han vuelto una figura cotizada. Pero el espectro del pasado se cierne sobre el firmamento desde el otro lado del mundo. Un ambicioso y aprovechado promotor (Russell Hornsby) ha seguido la carrera del hijo de Ivan Drago, Viktor (Florian Monteanu), un hombre de estatura y fuerza tremenda que hace añicos a sus contrincantes en menos de cuatro rounds. Ivan y Viktor viven en Ucrania, años después de que Ivan ha caído en desgracia tras su derrota a manos de Rocky. Pero viendo una oportunidad de redención y de volver a conseguir el respeto del gobierno y pueblo ruso, los Drago retan a Adonis a una pelea. Adonis decide aceptarla, pero Rocky está renuente de volver a enfrentarse a los Drago en el ring. Este desacuerdo lleva a Adonis a separarse de su mentor, lo cuál lo lleva hacia un combate que cambiará su vida.
Esta trama particular (la del hijo de Creed contra el hijo de Drago) había sido esperada y vaticinada por los fans de la saga de Rocky desde que se anunció la primer película. Indudablemente, la idea contiene una alta dosis de tensión y trasfondo dramático que no se podía dejar a un lado. En cierta medida, Creed II no solo es una secuela de Rocky IV, sino que comparte paralelos con Rocky II (la vida de éxito de la nueva estrella y como la concilia con su nueva vida familiar) y Rocky III (el enfrentamiento con un contendiente de avasalladora fuerza y puños de hierro que tiene más hambre de triunfar que el héroe) y hasta mezcla elementos de todas estas cintas en la última media hora. La historia de Adonis, Bianca y su bebé es conmovedora e introduce un elemento que resultará más interesante explorar en la tercera parte. El papel de Adonis como padre, siendo un hijo de madre soltera, es representado con sutileza y consideración: la idea de un hombre que no tuvo padre y que ahora debe de asumir una responsabilidad que nunca aprendió de primera mano es un factor generacional en buena parte de la cultura afroamericana. La relación postiza entre padre e hijo con Rocky es el pilar emocional de la película en este sentido, junto con la relación con las dos mujeres más importantes en la vida de Adonis. Pero sin duda, la sorpresa mas grata es el replanteamiento de Ivan Drago 33 años después de su aparición en el cine. Lejos de ser la figura temible de más de dos metros, fría y estoica, Ivan Drago, encogido por la edad y las penurias, es un hombre alimentado por el resentimiento de haber alcanzado la gloria para después perderla y ser desechado por su país una vez que su utilidad como herramienta propagandística terminó. El abandono de su esposa lo obligo a criar a su hijo en el exilio, enseñándole lo único que lo podía convertir en sobreviviente: sus puños. La escena en la que confronta a Rocky en su restaurante, aunque breve y lacónica, está cargada de tensión, de frustración, rencor y de deudas pendientes entre ambos hombres. Es una escena instantáneamente clásica.
Steven Caple Jr. Recogió la batuta de Coogler (quien no pudo dirigir está película por dedicarse a Black Panther) y lo hizo con la misma capacidad profesional de su predecesor. Sus escenas dramáticas dejan “respirar” a los personajes y se sientan realistas y de profundidad humana. Las escenas de combate contienen el mismo factor visceral de la película previa: tan celebre como el combate filmado (aparentemente) en una sola toma de la primera película resulta el enfrentamiento en dos actos entre Adonis y Viktor. La cámara funciona como referí y en ocasiones se enfoca en la persona que recibe los golpes. Resultará difícil que el espectador no haga movimientos para esquivar los jabs y ganchos (voluntaria e involuntariamente). La climática escena de entrenamiento es tan repleta de adrenalina y entusiasmo como en las otras películas. Y mención aparte merece la banda sonora de le película que, además de citar algunas de las canciones mas memorables de la saga de Rocky, tiene canciones espectaculares que le dan vida a todas les escenas. La escena en donde Adonis entra al escenario en el combate final, acompañado por su esposa quien canta una canción con gran estilo, es la mejor entrada de un boxeador que he visto en el cine o en la vida real.
Creed II es una excelente séquela a la primer película y una cinta perfecta para ver en compañía de los seres queridos. Además de continuar satisfactoriamente con la historia de personajes clásicos y entrañables, ofrece el drama, la emoción y el sentimiento de una historia humana sobre la reconciliación entre la familia y con uno mismo. Por el gran corazón que demuestra la película, digna de sus héroes del ring, disfrútenla con su familia.

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